Un capítulo más en la historia de la tragedia palestina

Por Nitsán Peréts*

* El Autor nació en Israel y vive en Argentina hace 5 años. A los 18 años rechazó el servicio militar. Junto con su familia de origen y otrxs, intenta reconocer sus ventajas y privilegios histórico-coloniales y con ellas, quizás, contribuir al contra-mapeo del territorio, la lucha por el fin de la ocupación y la justicia social. 

¿Cómo es que una serie de protestas en repudio al inminente desalojo de familias palestinas de un barrio de Jerusalén termina en una escalada de violencia como la que estamos viendo en estos días?

No se puede comprender lo que está pasando en estos días en la Franja de Gaza -donde el 80% de la población está constituida por refugiadxs palestinxs que viven hace años bajo un embargo israelí total, en lo que se conoce como “la cárcel a cielo abierto más grande del mundo”-, sin reconstruir la historia de la ocupación, el sufrimiento, hostigamiento, violación de derechos humanos, desplazamiento, que las familias palestinas padecen a diario desde hace 73 años. Es decir, como un episodio más de la Nakba. Una historia, también, de resistencia y de la esperanza de retorno, o cuanto menos, de vivir dignamente.

A continuación, se reproducen fragmentos de documentos elaborados por Zochrot (“Nosotras recordamos”, en hebreo), una organización civil israelí-palestina -integrada mayormente por israelíes-, desandando algunos lugares comunes de la discusión en torno a los territorios ocupados por el Estado de Israel desde su creación. A través del trabajo historiográfico, la estrategia del “contra-mapeo” y la generación de archivos históricos alternativos a la historia oficial hegemónica en Israel, Zochrot promueve la educación y difusión de información para reconstruir una historia compartida y pensar un futuro posible para Palestina e Israel, basado en las ideas de descolonización y la reparación histórica.


A propósito del 15 de mayo, Día de Conmemoración de la Nakba Palestina, escribimos algunas preguntas y respuestas basadas en nuestras reconocidas investigaciones historiográficas y sobre un pensamiento político compartido acerca de las posibilidades de reparación, con la esperanza de un mejor futuro para palestinxs y judíxs en esta tierra. Los medios de comunicación y el sistema educativo en Israel distribuyen desinformación acerca de los acontecimientos de 1948 (año de la creación del Estado de Israel) y la Nakba palestina. Muchxs judíxs tratan cualquier mención a la Nakba como si fuera un llamado a la extinción del Estado de Israel y lxs ciudadanxs judíxs, y al hacerlo reproducen mentiras y omisiones que se fundamentan en la negación de los derechos humanos.

Algunas de estas mentiras están vinculadas directamente a intereses de distintos grupos con hegemonía institucional, que promueven una versión plagada de eufemismos, distorsionada, y que no acepta ninguna crítica. Nosotrxs, palestinxs y judíxs, sentimos conexión a esta tierra, a la gente que está aquí y a aquellxs que ya no están, al idioma y a la cultura, a las casas y a los olivos, a la historia remota y cercana, y sí, también a la Nakba.

¿Qué es la Nakba? ¿Qué es el Día de la Nakba?

En árabe, Nakba significa “Gran Desastre”. La Nakba refiere a la destrucción de más de 500 pueblos palestinos, masacres, saqueos y el desplazamiento forzado de más de 750.000 palestinxs. El Día de la Nakba se conmemora en el Día de la Independencia Israelí por una razón histórica. Durante el Gobierno Militar sobre la población árabe en Israel (que comenzó durante la guerra de 1947 y continuó hasta mediados de los ´60), éste era el único día del año en que árabes podían moverse en el país sin un permiso especial del gobernador militar. Lxs desplazadxs internxs-refugiadxs que quedaron dentro de las fronteras del país aprovechaban esta posibilidad para visitar familiares en los pueblos destruidos a los que nunca se les permitió volver. Así se consolidó el Día de Independencia israelí como el Día de la Nakba, más allá del aspecto simbólico que conmemora la Nakba en relación a la creación del Estado de Israel.

“¿Por qué lxs palestinos abandonaron sus pueblos? ¿No fue la el Alto Comité Árabe que les sugirió hacerlo?”

Cada pueblo tiene su historia, y cualquier intento de agrupar todas las historias bajo una sola explicación histórica reducirá la complejidad y la realidad. Sólo un porcentaje muy menor de los desplazamientos tiene su origen en que el Alto Comité Árabe recomendó a lxs habitantes escaparse. Estos casos fueron sobredimensionados por la propaganda sionista. En la mayoría casi absoluta de los casos, lxs palestinxs escaparon de sus casas como resultado de ataques de las fuerzas armadas de los asentamientos judíos. En algunos casos, escaparse fue un acto de defensa propia frente a la violencia, y en otros sucedió por órdenes de desplazamiento.

“Quizás en la guerra pasaron cosas que no deberían pasar, como desplazamientos o masacres. Pero, así son las guerras”

Es verdad que en contextos de guerra suceden cosas horrendas y por eso las poblaciones civiles responden escapándose, temporalmente, de los lugares que están bajo ataques, en búsqueda de lugares seguros. Durante la guerra, ciudadanxs palestinxs se movieron de un lugar a otro, y hasta a otros países. Con el fin de los combates en el 49, y de acuerdo a la ley internacional, lxs refugiadxs palestinxs pidieron volver a sus casas y pueblos, pero la mayoría no pudo hacerlo por la política del Estado de Israel. Así, sucede que la Nakba no son solamente los sucesos y combates durante la guerra, sino que es también el impedimento del retorno de lxs refugiadxs a sus casas.

“¿Refugiadxs internxs? ¿Cómo?”

Sí. Decenas de miles de palestinxs que escaparon de sus casas durante la guerra se transformaron en refugiadxs en su propia tierra. Su movimiento fue restringido por el Gobierno Militar y se quedaron sin tierras, casas y bienes. Hoy en día hay cientos de miles de desplazadxs; sus descendientes son ciudadanxs del Estado de Israel, pero se les prohíbe volver a los pueblos donde vivían antes de la guerra del 48. Aunque lxs refugiadxs sean ciudadanxs del Estado, Israel niega reconocer sus derechos como reconoce los de sus habitantes judíxs.

«Si los árabes hubieran aceptado el Plan de las Naciones Unidas para la partición de Palestina, como lo aceptó la dirigencia judía, nada de eso hubiera pasado»

El plan de la ONU dividía el país en dos estados: 55 % del territorio -su mayor parte, que incluye la costa- era destinado a lxs judíxs, que en su momento era solo un tercio de la población- su gran mayoría inmigrantes recientes, a diferencia de lxs palestinxs, que son pueblos originarios de la región. ¿Ustedes aceptarían un plan similar, si fuera al revés? Hay que recordar que la Nakba hace referencia también a la decisión política de Israel de prolongar y eternizar la situación de lxs refugiadxs palestinxs a través de la negación del derecho al retorno. La responsabilidad de las partes en el inicio de la guerra no tiene nada que ver con esta decisión.

«Aunque las grandes potencias decidieron destinarle a lxs judíxs más territorio en el ´47, la eternización de la situación de lxs refugiadxs palestinxs está en manos de lxs palestinxs. ¿Por qué lxs refugiadxs palestinxs no reciben el trato que se suele recibir en otro lugares?»

El reconocimiento por parte de la ONU del Estado de Israel, reconoció el derecho de lxs judíxs a volver y vivir sin restricciones en el país después de 2.000 años de diáspora. En comparación con los 2000 años que no impidieron a la ONU reconocer este derecho a lxs judíxs, las tres generaciones de palestinxs que pasaron desde el 48 no parecen ser suficientes para no reconocer que el problema sigue existiendo. Cualquier judíx del mundo, aunque no hubiera pisado nunca esta tierra, tiene garantizado el derecho a obtener la ciudadanía y un paquete de ayudas para migrar, algo que se ha negado de manera absoluta a lxs palestinxs cuyas familias vivían aquí hace cientos de años, y todavía algunxs de ellxs siguen desplazadas dentro del país. El reconocimiento de las injusticias históricas que aún continúan, la indemnización adecuada, la restitución de tierras y de propiedades, son derechos que en Israel sólo tienen personas judías, cuando deberían ser de cualquier persona que vive en este territorio. Una reparación es posible sin generar más daño a nadie.

«¿Por qué dicen que la Nakba continúa hasta hoy?»

Primero, porque la negación del derecho al retorno continúa. Las maneras en las que
podrían llevarse a cabo el derecho al retorno, y con éste, resolver la situación de personas
refugiadas, tienen que acordarse entre ambos bandos, respetando y otorgando a lxs
palestinxs el derecho a elegir acerca de su futuro (…) Segundo, porque el proceso de
desplazamiento y desposesión de tierras y casas continua. Es llevado a cabo por el Ejército
y por la institución estatal en los territorios ocupados del 67 y dentro de Israel (…) Tercero,
porque el proceso de ocultamiento y los intentos de borrar la existencia de Palestina anterior
a la Nakba continúan. (…) Mientras en todo Tel Aviv hay carteles y museos que cuentan la
historia de los grupos armados judíos durante la colonziación británica, la llegada de
Napoleón a Yaffo y otros descubrimientos arqueológicos, la historia más cercana de la
universidad queda oculta y ni se menciona en un cartel. El pasto verde y el asfalto ocultan
las ruinas del pueblo palestino Sheij Mwanis, del que solo quedó una construcción que hoy
se utiliza para eventos docentes.

¿Por qué todo esto tiene que interesar a judíxs?

Porque no se puede seguir enterrando la cabeza bajo tierra. El ocultamiento del pasado
palestino es también el ocultamiento de la historia judía, y la Nakba existe, está en la
consciencia colectiva, el Derecho, la ciudadanía, la política, los pueblos y las ciudades, en
los kibbutz, en la vida de todos los días en esta tierra. Un país solo para judíxs, sin
palestinxs, quizás sea el sueño de algunas personas, pero es antiético, y hay que reconocer
que a pesar de los intentos de desposesión durante todos estos años, no es posible (…) En
esta tierra hay una historia de vida compartida, junto con la historia de conflictos y
desacuerdos, y es posible pensar en una multiplicidad de narrativas y nombres para los
mismos lugares. La vida compartida se basa en el respeto a la otredad, pero la reparación
se construye en conjunto. En vez de continuar y cristalizar lo que sucedió aquí en la guerra
del 48 (…) podemos oponernos a este proceso histórico. Las relaciones de desigualdad
estructurales son un desastre para todxs, eso lo sabe contar bien esta tierra empapada de
sangre.

«Entonces, ¿qué proponen? ¿Echar a todxs lxs judíxs al mar y retornar a todxs lxs
refugiadxs?»

Para nada. Creemos que la solución tiene que basarse en dos principios: 1) Reconocimiento de los derechos de todxs lxs refugiadxs; 2) Ninguna injusticia se soluciona creando nuevas injusticias. En algunos casos se puede ofrecer el retorno a las viviendas, en otros, puede ser indemnización económica, tierras y derechos civiles. En otros casos quizás lo que haga falta es el reconocimiento oficial de la Nakba y el derecho al retorno de quien elija hacerlo, que ya simboliza mucho. Hay que recordar que no es todo o nada, y es una complejidad que no se puede solucionar con fórmulas simples (…) La solución tiene que ser tomar decisiones en conjunto, de todxs lxs que somos y vivimos de esta tierra, a través de instrumentos legales e institucionales acordados por todxs, ciudadanxs y no ciudadanxs, locales y refugiadxs, árabes y judíxs. Es posible, es justo y es necesario. ¡Porque no tenemos otro futuro posible que un futuro compartido!


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